Toscana
Toscana es mar, montaña, campo, balnearios y arte. Es una de las regiones más queridas por los turistas extranjeros, prolífica en excepcionales inspiraciones artísticas y enogastronómicas gracias a la densa red de Strade del Gusto repartidas por toda la zona y a obras maestras de fuerte atractivo internacional, sobre todo el David de Miguel Ángel, una de las esculturas más elegantes del mundo.
El mar cuenta con la presencia de las siete islas joya del archipiélago toscano (Elba, Isola del Giglio, Montecristo, Capraia, Pianosa, Giannutri y Gorgona), las playas de la Maremma, la Riviera Apuana y el Argentario; la naturaleza explota exuberantemente en Mugello, en Versilia, en Vallombrosa, en los Apeninos donde destaca Abetone y en los Alpes Apuanos, para descender suavemente hacia los relajantes paisajes de las colinas donde se produce el Chianti, pero no sólo eso.
Están las colinas pisanas, las colinas de San Miniato, el Val di Sieve y el Val di Cecina, el Val d’Orcia, el Val di Chiana, la laguna de Orbetello y otros oasis verdes. Toscana es el relax que ha hecho historia en el turismo termal italiano: de Montecatini a Chianciano, de Bagni di Lucca a las Termas de San Giuliano, la red termal de la región incluye 14 lugares de vanguardia para estancias basadas en la salud del cuerpo y del alma.
Cuna del Renacimiento italiano, Florencia y su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, bastarían para recorrer la historia de todo el país. Pero en otras ciudades artísticas de la región, de Lucca a Livorno, de Siena a Arezzo, de Pisa a Massa-Carrara, se encuentran dispersos tesoros únicos, sin olvidar los pequeños pueblos con encanto medieval y las ciudadelas fortificadas repartidas por casi todo el territorio.